lunes, 4 de octubre de 2010

No hay asesinos de derecha y asesinos de izquierda, sólo asesinos

Cada quien  maneja, el propio circo como dueño y aunque, a veces, no lo parezca, nunca como payaso. Por lo visto, dentro de la globa o carpa de pertenencia, cada quien hace de su teoría un pito. Ante tal relativismo pareciera que sólo globalizan los valores de mercado, porque no parece suceda lo mismo con los derechos  humanos. De aquí que cueste entender a quienes, desde tal "carpa" se dicen de izquierda y reclaman a Estados Unidos, junto a Cuba, los no extraditables, por ser, para la "globa" yanqui, asesinos y, para la globa cubana, "héroes nacionales" Y esto no es nuevo, el hombre no parece querer superar sus arbitrarias, relativas y parciales valoraciones, según una maniquea interpretación que va de “amigos a enemigos”, “propios y ajenos”, etc.. Perón, llegó a decir, según dicen, "a los enemigos ni justicia". Por otra parte, hace tiempo se impone la teoría del mal menor, que hasta las víctimas del holocausto nazi, los  judíos de Israel, han hecho, hoy suyo, respecto de los palestinos. Aceptando que si hay que torturar a 1000 para salvar a un millón, vale hacerlo. Con lo que no solo se justifican las bombas de Hiroshima y Nagasaki, sino todas las bombas, que los victimarios arrojaran en cualquier parte, porque seguro los inspira una causa superior. Y esto ha tenido  bendiciones religiosas , políticas, culturales, etc. etc. Tal el relativismo moral, emergente del cómodo gris que vivimos el posmodernismo neoliberal injustos como principios britanicos "ajustables" a las circunstancias.

Sin embargo, aún cuando a la ligera se los niegue, a la corta o a la larga, surgen,  de  manera apocalíptica, valores universales, y vaya si los hay, caso contrario hubiese estado demás no sólo los Juicios de Nürember, por crímenes de lesa humanidad, y en nuestro, propio "circo", los juicios que se llevan adelante, por más punto final, obediencias debidas e indultos dados. Es decir, hay valores como los que hacen a la vida o muerte de las personas, que son universales.

Pero, si es así,  entonces cómo aceptar, sin pestañar,  que para Chile Galvarino Apablaza Guerra, que asesinó a un senador en 1991, es un asesino a quien quieren extraditar y que, por otra parte,  la Corte Suprema Argentina, recomienda su extradición, aparezca una Comisión Nacional de Refugiados (Conare) que depende del Ministerio del Interior  argentino, acompañada por el propio gobierno nacional, que interpreta que, tal asesino, no debe ser extraditado. Acaso, porque no tipifica de “lesa humanidad”, pero cuando se reclama por los propios ¿sí?. En última, una extradición, no implica condena sino justo juicio. Que es como decir  justificamos, a quienes lo negaban, y aplicaban justicia sumaria, sin "habeas corpus" ni nada. Los más civilizado es la defensa en juicio, nadie obligado a acusarse a sí mismo. Pero, es obvio que si hay delito y delincuente, se espera que no se eludan los procedimientos que pongan al sujeto "en capilla" sujeto a derecho en los estradoas correspondientes, con lo que quedan expeditos otros caminos, que por fuera del derecho, como ya vimos la fuerza, arbitrariamente,  resuelve.

Y esto es grave, tanto por el hecho en sí, como por las consecuencias no deseadas que tal arbitraria decisión puede causar en lo interno. Sobre todo cuando no hemos salido, aún,  del descalabro axiológico que nos colocaran  quienes se empeñan en negar los hechos producidos, que con sus más o sus menos, quizá, inadvertidamente, están reeditando. Muertos de un bando, al que denominan terroristas, subversivos, etc. etc. muertos del otro, a los que éstos laman "represores"  "torturadores" etc. Es decir,  las cosas gravitan de tal forma que emerge del pandemonio nuevamente, la teoría de los dos demonios, que no les gusta, y en casos niegan, unos y otros.  Pero olvidan, muchas cosas, como ser lo de "guerra prolongada" frente a la "represión desatada" desde el Estado, que deberán hacerse cargo de crímenes no sólo de lesa humanidad. Tal la Guerra Sucia: "El pandemonio", como Caja de Pandora,  que  luego ni unos ni otros quieren aceptar.

 La decadencia moral lleva a estos estados, que alguien instaló en la llamada " Hora 25" y pagaron en alto costos, quienes,  en mayoría popular,  no pertenecían ni a tal infierno ni a tales demonios. Los valores relativos dentro de cada "circo" no hace a los universales y absolutos que se pierden de vista, antes del Apocalipsis. ¿Y si invertimos las miras? ¿Y si damos por aprendida la lección del "nunca más", tanto para unos como para otros? ¡No hay asesinos de izquierda ni de derecha, solo hay asesinos!.

  Obvio, como ya hemos dicho, nosotros nos colocamos en la "Tercera Posición" que por cristiana, aunque exista el perdón, también, exige previamente y sin excepciones, el arrepetiemiento. ¡Quien quiera oir que oiga!.

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