lunes, 4 de octubre de 2010

"Voto no positivo" para la participación de trabajadores en las ganancias

   No sólo a Beto lo hago -quieras que no testigo- de la resistencia que ponen propios trabajadores a que otros iguales a ellos les vaya mejor. Estábamos por 1978/79 trabajando,  en la Cooperativa IDEVI Ltda. Y se nos dio una coyuntura favorable ..., la Cooperativa, luego de sucesivas administraciones, tenía un rojo agobiante con el Banco -en aquellos tiempos- de Río Negro. En ese estado, y dado que la prescindibilidad, no nos daba muchas opciones laborales. Asumimos el desafío de levantar el "muerto" bancario. Para mejor, no había posibilidad alguna de acudir a los socios. El contexto de Martinez de Hoz, no daba para cooperativas ni cooperativistas, por tanto no pasábamos, todos, incluidos el Consejo de Administración de ser "consumidores". Desde el único espacio habilitado para las actividades comerciales en Calle Rivadavia, entre Mitre y Alvaro Barros. Comentarios aparte, la crisis no sólo era financiera, sino integral, esta cooperativa,  estaba más para cerrar que para seguir. Había inventar la forma de salir de tal situación, en un contexto económico-político que hoy nadie duda en descalificar, pero  no era así por entonces. Las dudas y el desconocimiento jugaban a favor del golpe del 24 de Marzo de 1976. Contaba así mismo con suficiente consenso y adhesiones de establishment, que obvio, en Viedma, no pasaba desapercibido y, no pocos,  ,fueron diligentes funcionarios,  claro que,  desde 1983 a nuestros días,  la mayoría de ellos apuran para que el vendabal de la memoria, hoy, se estrelle con algún "alemán", no precisamente, llamado " Bachmann" sino, en todo caso,  preferible,   "Alzehimer".

   ¿Qué hacer? Nos dimos una programación sistémica que el Consejo de Administración aprobó por unanimidad. Desde ese momento, la cuestión pasaba a manos de la gerencia. Tal programación, a nuestro entender,  tenía que lograr, por un lado. el crédito con los proveedores, a la sazón muy comprometido, por otro, mejorar y abrir nuevas bocas de ventas, simultaneamente, lograr el mayor aporte de los trabajadores y empleados de la Cooperativa, y,  de consunno, convencer, a las autoridades del Banco, de la necesidad de su apoyo para salir del rojo impagable, para nosotros e incobrable,  para ellos; promover un aggiornamiento cooperativo entre los asociaciados y nuevos adherentes, etc. etc. Lentamente se fue logrando, la convergencia de las distintas variables y, como carro al cual se le ajustan todas sus tuercas, la Cooperativa, comenzó, lentamente a moverse. Tales logros y dirección, era apuntalada por los empleados y trabajadores, para lo cual, viendo que, mensualmente, los salarios representaban más o menos un 8%. Acordamos con el Consejo de Administración  llegar y plantar en un 10% porque, en adelante, el incremento de las ventas, y la disminución de gastos e inversiones, sin incorporar empleados innecesarios, mejoraría la situación del conjunto y de cada uno. Así se hizo, cada vez que se abría una sucursal , y abrimos varias: una Bario IPPV Carnicería de Pasos, otra en Barrio Lindo (Caja-Casa Alonso)) y otra e Paterno (Jorajuría), tomando la del centro, ya eran cuatro bocas de expendico. Para cada apertura, la consigna era mínimos gastos e inversiones, y mínimo personal, lo que,  considerando que aumentaba el volumen de ventas, el 10%, sobre mayores montos, es obvio que, en valores absolutos, daba un buen ingreso en salarios per capita, sobre todo tendía a bajar los descubiertos bancarios, y a mejorar, integralmente, la Cooperativa.

   Precisamente Beto,  tenía a su cargo las idas y vueltas de contacto con cada sucursal, montado una camionetita Peugeot impecable, comprada ad-hoc por la Cooperativa, facilitaba la tarea. Por otra parte, desde los propios empleados, se decantaba quien asumía el rol gerencial de la nueva sucursal, previa a una pregunta y planificación consecuente, cuánto nuevos empleados había que tomar, como eso se resolvía por sector, y nadie dejaba de pensar, que el 10 por ciento baja cuando son más a repartir, se hacían cálculos precisos, y eran muy pocas las incorporaciones necesarias. El personal, motivado por la ganancia, base del sistema capitalista, que solo se cumple para los patrones, no necesitaba de más reglamentos ni disciplina, el gusto por loque se hace, y la obtenciós de los beneficios económicos esperados socializa no sólos las relaciones de amistad y compañerismo sinio tambi`´en las de producción y  productividad. Como decía Jauretche, cuando en economía hay algo que no se entiende, es que hay gato encerrado.

   Pero, aquí viene la razón del planteo inicial, sobre todo por cuanto se plantea en el Congreso, la participación de los trabajadores en las ganancias, cosa que desde siempre vimos muy bien, pero, esto nos trajo el recuerdo de lo acontecido en la  Cooperativa, compuesto su Cosejo de Administración por trabajadores, porque fue de nuuestra experiencia, que siempre habrá algún "Cobo" con su voto no positivo. Y eso nos sucedió, tempranamente, en la Cooperativa, al aumentar las ventas, y el mayor trabajo y responsabilidades de conducción compartidas entre todos, el  10% sobre montos mayores, llevó a que mejorasen notablemente los salarios. Y esto llevó a que, desde el Consejo de Administración, integrado en la mayorí a de los casos, por jefes, directores y/o , empleados, del IDEVI (Instituto de Desarrollo del Valle Inferior) a cuestionar, en tanto no veían bien que un "verdulero" (encargado) "carnicero" (encargado) "repositor", etc. etc. tuviesen sueldos mayores a los de ellos. Entonces so pretexto, de que la cooperativa seguía con problemas con el Banco, dieron por terminado lo del 10%. Chau participación, si se quiere, en las ganancias.

   Esta falta de cumplimiento con lo que ya eran derechos adquiridos y que nos descolocaba ante los trabajadores y empleados, que habían puesto su mayor entusiasmo por el mejoramiento integral de la Cooperativa, que a la vez les beneficiaba, y otras cuestiones menores, agotaron nuestra ya minada y poca paciencia ante la injusta y arbitraria medida, y pese a que los trabajadores, las aceptaban con resignación, nuestra renuncia fue indeclinable, aun cuando todavía la prescindibilidad sobre nuestras cabezas pendía como espada de Almte. Bachman, y/o capitán Bolino, que, para el caso,  lo mismo fuera del propio Damocles y/o del propio Zatán..

  Como corolariode esta historia que después sabremos,  contextualizaba un genocidio increible, con gente tirada al mar semi conciente con "pentonaval" y capellanes ayudando al buen morir, nuestro pasaje por la Cooperativa de IDEVI, siendo Profesor del CURZA-UNCo, gracias a la prescindibilidad, que hoy se toma a la ligera, como si esto no tuviese las connotaciones, que en su momento vivió cada prescindido y que los profesionales de salud mental, equiparan al síndrome de prisioneros de guerra. Y otros, certeramente, consideraron de exilio interno. Más aún cuando nos tocó, tratar de hacer o renacer una cooperativa en el tal contexto y el de la Tablita" de Martinez de Hoz, era más probable que Lazaro caminara, a que la Cooperativa se ponga de pie. Sin embargo, con penas y sin glorias, lo logramos. Y es parte de una historia, que desde siempre, quisimos contar, porque,  ¿si no  nosotros, quién?Pocos, en aquellos tiempos, sabíamos   que pasaba., pero nos tenían en listas de espera para "desaparecer". El paso de los años, y hoy jubilado, podemos contarla, porque nos dejaron vivos, y ahora sin el pánico que  produjo por largos años. ¡Cómo no  comprender a Lidia Papaleo de  Graiver, cuando algunos, consideran que ¿debió hablar antes.?!

    Finalmente, un buen día y no hace mucho conversando conel contador Mario Bidondo, en su oportunidad desiignado síndico auditor, de la quiebra de la Cooperativa Idevi Ltda, nos comenta: -"Que lástima que no siguieran apoyando a la Cooperativa, la relación entre su activo y pasivo le hubiese permitido seguir funcionando en franca recuperación". Más lástima me da a nosotros que como docente en más de 40 años, adviertimos que el problema de los argentinos no está ni en su economía, ni en sus clases sociales, ni en sus militares, ni en sus políticos, sino en los propios argentinos, incapaces de superar nuestro ego que dicho sea de paso no es malo tenerlo como biendeseada autoestima, pero si no se tiene conciencia de la mediocridad a vencer, da origen al necio, y éste al "manda más",  que cree que todo lo sabe todo lo puede, todo lo merece y en exclusiva. ¡Porque es el mejor! que más o menos se aproxima aquella cancion de la década del 50:  "Mis harapos" en la que "los inmundos renacuajos rien ante un condor que cayó"  Imposible, que tales sujetos, esten dispuestos a aceptar que otros ganen más que ellos si al final son verduleros, carniceros, repositores, etc. etc.. El ninguneo, no es del capitalismo sino de los argentinos, por no generalizarlo a todos los hombres, porque claro que hay excepciones, tambiñen en Argentina. Y hasta que no seamos capaces de sentir alegría porque al otro le va muy bien, aunque yo sea o me crea más que ellos, el Artículo 14 bis no sólo en cuanto a la participación en las ganancias, será letra muerta, en el contexto "no positivo" que hace tiempo nos hizo perder el rumbo hacias las virtudes que nos hacen mejor gente o,  por lo menos,  gente.

   Gracias por el testimonio Beto Ayala, extensivo a: Lappas. Orellano. Baez. Daniel, Montecinos. Don Mario. Hugo Ríos. Jorge Sneider. Diana.   Liliana Faccio. Liliana Belliu, Vilma Alvarez.  Mejías. Antonio Mallimacci. Gladys de Motecinos. Carlitos Dietz. Rojas. Mabel. Raquel. María y disculpas a quien omití y/o erré el nombre; explicable,  pasaron más de treinta años. 

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